TU NATURALEZA

Tu naturaleza innata ES bienestar. No hay más que observar a un recién nacido: pura energía, afectividad y lucidez. Nacemos y vivimos en el centro de nuestro bienestar psicológico. Ese bienestar es nuestro “derecho y patrimonio” de nacimiento, un regalo que no puede ser erradicado. La razón por la cual, en determinados momentos, – en algunas personas incluso de forma muy habitual- nos sentimos alejados de esa paz primordial, es porque nuestro pensamiento personal interrumpe su contacto creando una experiencia momentánea que nubla y nos aleja de esa conexión natural.

Estrés y carga mental se oponen a nuestra naturaleza innata y mecánicamente luchamos para “corregir” ese circunstancial malestar. Queremos “volver a casa”, al origen de nuestra plenitud. A la presencia más radical. Al origen de nosotros mismos.

En lugar de asumir que no hay bienestar innato, considera por un momento que tan sólo estás experimentando el desorden de tu pensamiento personal que oscurece ese perfecto e inherente estado de paz. No experimentas ese profundo bienestar emocional porque estás atrapado en patrones y retazos de pensamientos arbitrarios y habituales. En cambio, ese momento de máxima paz que a veces experimentas ES aquello quien TU eres, naturalmente.

Cuando experimentas algo distinto a tu bienestar simplemente estás atrapado en una bruma de pensamiento. Nada puede cambiar tu naturaleza fundamental. Ni la edad, la cultura o condicionamiento social. Ni el abuso, una infancia horrible, o padres totalmente disfuncionales. Ni el desempleo, la falta de una vivienda ni una ruptura o separación traumática. Ni la depresión, la ansiedad o la. esquizofrenia. Ni el miedo, la preocupación o la obsesión.

Tu bienestar innato no desaparece: siempre está ahí, aunque a veces enmascarado por tu invasora charleta mental. ¿No es esto la mejor noticia que has escuchado, jamás?

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