El fin de semana pasado, en Piedralaves, sucedió. Todo pintaba bien: un “curso” diferente, un lugar idílico, el mejor maestro y rodeada de personas también abiertas a aprender. Pero no fue solo eso, fueron nuevos puntos de vista, nuevas reflexiones, un viaje hacia dentro, hacia el poder personal y hacia la claridad. Algo que aún sigue desplegándose una semana después. Gracias Helmar.