Dicen que \»a la tercera va la vencida\». Esto me evoca una lucha con dos batallas perdidas y una victoria. Pero la vida no es una batalla y las victorias nunca son definitivas. La vida, como Clearness, es un proceso. Por otro lado, ¿por qué a la tercera y no a la cuarta, la quinta o….? Según me dice Helmar, acabo de asistir al octavo retiro-taller (en su edición 47); yo no había perdido la cuenta. Simplemente no la llevo. Si concibiera la vida como una escalada de obstáculos para alcanzar una cima, podría decir, aquí me paro, me detengo. No necesito ni me enriquecerá un noveno Clearness. Craso error. He sido montañero y cuando alcancé una cumbre, descubrí otras que la ladera que ascendía me impedía ver. Recuerdo el Veleta y el Mulhacén de mi infancia en las Alpujarras granadinas. Recuerdo años después, la ascensión por el Valle del Langtan en Nepal hasta la frontera china. Majestuosos se divisaban el Anapurna (7.227m), el Dorje Lakpa (6.960m) y otras cumbres. Nunca pretendí hacer \»un 8.000\», pero sé que quien lo asciende ha de descender en menos de un minuto, si no quiere congelarse o verse envuelto en la próxima tormenta de nieve que se avecina.
También se dice que \»no hay dos sin tres\». Aficionado a los refranes y también a ponerlos en cuestión, podríamos decir \»no hay ocho sin dieciséis\» y nos quedaríamos tan frescos. Y este refrán (a lo mejor lo hacemos viral desde Clearness) nos acerca más a la realidad de la vida, cuyo recorrido biográfico sólo acaba con la muerte física.
Y este largo preámbulo introduce unas brevísimas frases sobre cómo he vivido el retiro-taller de enero 2020: Nuevos destellos de luz, en un horizonte luminoso; mucha risa y mucho humor. Poesía, quietud, movimiento, palabras surgidas del corazón y grandes Silencios. A mí me basta. Si alguien quiere más, que se proponga escalar LOS 16 CLEARNESS.