Llamémoslo casualidad, suerte, destino escrito en alguna parte…como queráis! Cuando coincidí con Helmar la inquietud que tenía dentro se aceleró. Conocerle fue un regalo inesperado y muy grato.
Helmar me guió a reencontrarme con mi YO, hice un viaje retrospectivo a la plenitud, a aquel bienestar que había dejado olvidado. Y fue, como por arte de magia, sin hacer nada. Helmar me enseñó a que todo se hace desde el amor, me hizo comprender que hay que admirar a los sentimientos cuando vienen y por igual dejarlos ir, sin atraparlos. Y eso me hace desplegar todo el potencial que llevo dentro, mi autenticidad!
Al final de una práctica, Helmar me preguntó cómo me sentía y yo le contesté: tengo la misma sensación que tiene un preso en su primer día de libertad cuando pone el pie en la tierra y respira aire puro, sin encontrarse nada en el horizonte, nada más que su SER!
El retiro fue un verdadero reencuentro conmigo misma.
Gracias una vez más, Helmar, nos vemos pronto!