UNIVERSO BANI

“El universo es irreal. Brahman es real. El universo es Brahman” Sankara

Aviso para navegantes: Este texto no contiene ninguna verdad. Ningún texto la contiene. Ningún texto la puede contener. Este texto, tan sólo, es una invitación no concluyente para explorar contextos de evolución personal y organizacional en un mundo cada vez más acelerado, líquido e incierto. Las conclusiones están basadas en mi dilatada experiencia como profesional en el mundo de los RRHH y en mi experiencia directa de procesos de transformación que realizo para particulares y empresas. No son, por tanto, relevantes las conclusiones en sí, sino el texto como pretexto para abrir fisuras en un entorno y sistema organizativo-empresarial plagado de creencias que velan la posibilidad de una evolución real.   

BANI

 ¿Cuánto hemos hablado de VUCA? A finales de la década de los 80, el concepto VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) fue creado por la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos para describir el confuso marco de la contienda bélica. Años más tarde comenzó a citarse en las escuelas de negocio en contextos de estrategia empresarial para describir la dificultad de liderar y gestionar los negocios en el mundo actual.

Hoy, los tiempos ya no son VUCA. Hablar de VUCA ha quedado desfasado. VUCA se ha radicalizado abriendo puertas a un mundo mucho más afilado, incierto e inseguro: BANI.

Ahora la actualidad del mundo que vivimos es frágil (brittle), ansiosa (anxious), no lineal (non-linear) e incomprensible (incomprehensible).

Esta inquietante y acechante realidad aparece insistentemente en nuestras conversaciones con ejecutivos de empresas de todos los sectores ante la preocupación de interrogantes tales como el mundo post pandémico, la devastadora guerra de Ucrania y sus consecuencias humanitarias y socioeconómicas, la gran renuncia (the great resignation) o la evolución tecnológica y empresarial del metaverso.

Todas estas inquietudes siembran de incógnitas e incertidumbre a las organizaciones que reconocen que este mundo tan líquido requiere reencuadrar la visión empresarial, la comprensión y actuación en un mundo global e interconectado, la gestión del riesgo y los procesos de toma de decisiones y, fundamentalmente, un nuevo liderazgo que permita orientar y realizar la transición.       

Al encuentro de un nuevo liderazgo

En términos generales, las formaciones en liderazgo tratan de equipar a los directivos de las organizaciones para constituir este nuevo liderazgo en tiempos de BANI y ofrecen una visión integral de modelos y elementos fundamentales estratégicos, tácticos y psicológicos. Estas capacitaciones, generalmente, comparten diferentes modelos y tipos de liderazgo y señalan las pautas de trabajo en equipo para promover y activar una visión estratégica y alcanzar una cultura de excelencia. Generalmente ofrecen, en su núcleo, herramientas de inteligencia emocional que permiten identificar las fortalezas y áreas de mejora e instaurar nuevos hábitos para alcanzar los objetivos profesionales de forma eficaz y sostenible. El objetivo de estas capacitaciones es, mantener la automotivación del líder y del grupo y crear un contexto de constante crecimiento personal y empresarial para garantizar el éxito y la sostenibilidad del proyecto.

Esta forma de enfocar el liderazgo ha quedado obsoleta, pero, aun así, sigue atrayendo a muchas organizaciones, especialmente a los responsables de RRHH, ante la falta de propuestas alternativas y más eficaces.

Las organizaciones, como en el cuento del viejo Nasrudín, quien, de noche, busca tenazmente sus llaves donde hay luz, pero no dónde las perdió realmente, remueven en viejos lodos, incapaces de encontrar nuevas propuestas transformadoras y sostenibles. Además, los profesionales encargados de seleccionar nuevas propuestas no se dan cuenta que la gran oferta gira siempre sobre un mismo eje, el individuo, nunca cuestionado… porque, evidentemente, no parece, en absoluto, razonable que lo sea.

Como empresa, pregúntate: ¿Con los (caros) modelos desplegados hasta la fecha, se han encontrado -realmente- las vías para un cambio sostenible y transformador? ¿Hemos sido capaces de crear una cultura inclusiva desplegando la potencia creativa en la multiplicidad y diversidad de nuestra organización?

Buscando en lo que es cierto

Muchas organizaciones todavía no ven con claridad que los problemas profundos de las organizaciones no se resuelven ni con procesos, ni con estrategias de negocio, sino dando respuesta al problema humano. Todo problema de negocio, en su centro, deriva de un problema humano. Para ello se requiere conocer en profundidad la naturaleza humana y, en mi experiencia como profesional de RRHH, salvo en contadísimas ocasiones, ese conocimiento brilla por su ausencia.

 Por supuesto que hay cierto conocimiento de lo humano, pero ese conocimiento no es suficientemente preciso, y en esa grieta de imprecisión es donde naufragan todas las propuestas.  

La gran ignorancia

En todas las propuestas y modelos de liderazgo lidiamos con un mundo externo en el cual personas y objetos tienen que ser mejorados, gestionados o creados. Y, mientras estamos entretenidos con ello, pasamos por alto la realidad de este momento y la realidad de quienes somos. Pensamos que somos personas frágiles y carentes, viviendo aisladas en un mundo que nos somete a su libre albedrío.

La ignorancia, uno de los 3 venenos del budismo, consiste en pasar por alto los dos elementos siempre presentes en nuestra experiencia (y por supuesto en el liderazgo):  la simplicidad de este momento y la simplicidad de quienes somos. Y así, ignorando estos hechos fundamentales, nos vamos sumergiendo inexorablemente en un contexto de complejidad, de necesidad de control y de certeza que deviene en todo menos en un liderazgo constructivo, amable y sostenible.

BANI e Identidad

La preocupación actual de los directivos gira en torno a cómo gestionar, controlar y conocer el mundo BANI. En esos interrogantes no se cuestiona el punto de partida: ¿qué es el mundo?, ¿qué es nuestra identidad real? y ¿cómo creamos nuestra experiencia?

Una comprensión y un reconocimiento claro y directo de estas cuestiones nucleares y entrelazadas, devuelve un espacio de claridad que nos coloca ante un nuevo punto de partida en el liderazgo organizativo.

Cuando exploramos el liderazgo innato, liderazgo auténtico o liderazgo “sin ego”, en algún momento examinamos la cuestión de la identidad. La presunción e identificación con una falsa identidad es la razón nuclear por la cual aparece el sufrimiento, miedo y la necesidad de control. Esa falsa identidad se construye a base de condicionamiento (personal, social y cultural) y gira en torno a la identificación automática de nuestro cuerpo y nuestra mente. Pensamos que somos nuestro cuerpo y que somos nuestra mente y ante tal hecho tratamos de, a toda costa, proteger, gestionar y controlar el entono para garantizar la supervivencia de ese individuo que creo ser.

¿Cómo conocemos el mundo? ¿Quiénes somos realmente?

Muchas de nuestras ideas y creencias sobre nosotros mismos y sobre el mundo están tan profundamente arraigadas que no nos damos cuenta de que son creencias y las tomamos, sin resquicio de duda alguna, como la verdad absoluta.     

La unidad cuerpo-mente y el mundo que parece contenernos se experimenta como una sucesión de pensamientos, sentimientos, sensaciones y percepciones. Estos constituyen nuestra experiencia objetiva, en la medida que vamos experimentando ese transitorio flujo de objetos percibidos.

Hay, sin embargo, un fondo permanente que conoce o es consciente de este incesante fluir de objetos, y que no es, en sí mismo, un objeto. Es el conocedor o experimentador de todos los objetos. Es la eterna presencia o el gran vacío que todo lo contiene. Es lo que comúnmente conocemos como \\\’yo\\\’. Todos sabemos que nuestra experiencia es conocida por \\\’yo\\\’, por uno mismo, nunca por alguien o algo más. Y ese ‘yo’ que experimenta el mundo no es ni el cuerpo, ni la mente.

Sin necesidad de ajustaros a teorías, ni modelos, ni autoridades podemos verificar este hecho fácilmente con nuestra experiencia directa. ¿El mundo es conocido o percibido por la mente o por el cuerpo? La mente son pensamientos que vienen y que van y el cuerpo es una sucesión de sensaciones, pensamientos, imágenes y relaciones transitorias.

El mundo, siguiendo nuestra experiencia directa, no es conocido por otro pensamiento o sensación. El mundo, por lo tanto, no es conocido por nuestra mente o nuestro cuerpo. El mundo lo conocemos en nuestra percepción directa, sin intermediarios. Las percepciones, los pensamientos y las sensaciones son todos conocidos por \\\’yo\\\’, por mí mismo, por esta presencia consciente. Ese YO conocedor y que precede nuestro cuerpo y nuestra mente es nuestra verdadera identidad. El eje de nuestra identidad no es el cuerpo o la mente sino nuestra consciencia.

Por lo tanto, podemos concluir que el conocer de nuestro cuerpo, de nuestra mente y del mundo es una misma sustancia, aterrizando en un mismo espacio. Tanto al objeto percibido como a ese espacio que lo “contiene” lo llamamos consciencia.  

Así podemos concluir que a un nivel muy fundamental (o absoluto) no hay separación entre el mundo y nuestra unidad cuerpo-mente. No hay diferencia entre el objeto cuerpo (sensaciones) entre el objeto mente (pensamientos) y el objeto mundo (percepciones). Todos ellos son objetos transitorios apareciendo y despareciendo en mí.

La verdadera identidad (del líder)

No reconocer este hecho en profundidad nos arrastra, debido a nuestro condicionamiento, hacia un mundo cada vez más “BANI” que tiene que ser comprendido, cuestionado y gestionado.  “Lo que es” se va velando con creencias superpuestas, sentando las bases de un sufrimiento que se va enquistando cada vez más.

Nuestra verdadera identidad, \\\’yo’, esa presencia de fondo, que no tiene una cualidad objetiva como edad, forma, color, ubicación o duración, es la que tiene que ser reconocida porque condiciona, inexorablemente, todas las implicaciones y derivaciones del líder hacia el mundo BANI.

El reconocimiento de nuestro verdadero ‘yo’, de la conciencia, comienza a poner fin a ese yo interior imaginario. Como resultado, la mente y el cuerpo vuelven a su estado natural de tranquilidad, equilibrio y armonía. Y así, el amor, la paz y la felicidad que son inherentes a nuestra verdadera naturaleza, se comparten, expresan y comunican de acuerdo con las características únicas de cada unidad cuerpo-mente.

Un liderazgo que evoluciona en esta comprensión disuelve la necesidad de manipular y controlar el mundo BANI para alcanzar la paz, la seguridad y la plenitud.  

En el proceso de darnos cuenta, profundamente, de nuestra identidad real y de la ilusión del mundo, el líder experimenta su libertad y plenitud innatas y encuentra espacio para un nuevo punto de partida, creando las condiciones para una nueva empresa: una empresa que no actúa desde la carencia de un personaje egoico, sino evoluciona hacia la diversidad, la equidad y la inclusión real. Una empresa cuyo punto de partida es la totalidad. Una empresa que evoluciona hacia un entorno creativo, ágil, y sostenible. Una empresa que evoluciona hacia la “Healing Organization (Raj Sisodia)”.

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